No hay celebración de Dani Benítez en la que no se encuentre con sus ojos. Golea, corre y señala al cielo donde Antonia recoge su recuerdo. La vida ofreció a su madre hace casi tres años una tregua definitiva al cáncer. La estrella del Granada no olvida, busca consuelo y necesita consejo. Los partidos en Los Cármenes los prepara durante un paseo previo por el cementerio de San José. Aunque ella no descansa allí, encuentra el sosiego materno con el que recarga de energía su espíritu guerrero.
Daniel González Benítez (Lloseta, Mallorca, 7 de abril de 1987) es un rebelde sensible. “Decían que era una persona rara y es un sentimental. En el campo se transforma porque es un ganador nato y se rebela ante lo que considera injusto”, explica Juan Carlos Cordero, director deportivo del Granada, el hombre que lo rescató para el fútbol. El tiempo le ha dado la razón cuando hace dos años convenció al Udinese para que lo fichase y se lo dejase prestado.
El proyecto iniciado por Quique Pina y Cordero en el Granada necesitaba de gente decidida. El ascenso a Segunda era una condición indispensable para la viabilidad del proyecto. Se consiguió en el plazo previsto y la aventura sigue con destino a Primera. La adaptación de Benítez fue lenta. Dos detalles cambiaron su paso. El club le dio permiso de una semana para que viajase a Mallorca y aclarase su cabeza antes de afrontar el playoff de Segunda B. Volvió comprometido. “La llegada deFabri al banquillo fue luego fundamental”, recuerda Cordero. Ya asentado personalmente, esta temporada ha sido una de las revelaciones de la Liga.
Le quedan dos años de contrato con el Udinese y tiene una cláusula de 4 millones
A Benítez le pudo el desconcierto propio de un joven veinteañero que ha perdido a su madre. Cambió el orden de sus apellidos para homenajearla mientras ella arañaba días a la vida y él se buscaba el porvenir cedido por el Mallorca en el Pontevedra (07-08) y elElche (08-09). “Viendo sus cualidades y la capacidad de mejora que ofrecía, unido a su edad, era un jugador recuperable”, comenta Cordero. Firmó por cuatro años. Le quedan dos, pero su cláusula de 4 millones parece ahora insuficiente para retenerlo dada la expectación que ha levantado.
Se casó con Mary, una amiga de toda la vida, y ya es padre de un niño de un año. Aficionado al poker, es capaz de adivinar el resultado de un partido con una baraja francesa. En el vestuario le apodan ‘la rana’ porque tiene los ojos como asomados a un balcón. Díscolo en la relación con sus compañeros y con los rivales, ante quienes ha visto este curso 22 amarillas y dos rojas directas.
En la eliminatoria por el ascenso ante el Celta bordó uno de sus mejores partidos. Falló dos penaltis que pudieron reafirmar que esta es su temporada más generosa como goleador (12). Valiente o inconsciente se atrevió a tirar un tercero en la tanda decisiva. Dani Benítez marcó y dirigió como siempre sus dedos hacia arriba, en donde su ángel de la guarda espera hacer por él lo posible para regalarle ante el Elche el primer sueño cumplido.
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